Desde tiempos antiguos, la utilización de injertos ha demostrado ser una opción segura y fructífera para obtener mejores resultados de productividad, por lo que esta práctica ha evolucionado constantemente hasta llegar a los diversos métodos que tenemos hoy en día.
El injerto es un método de propagación vegetativa provocada por la mano del hombre, consistente en cortar una yema de la planta que se quiere cultivar y colocarla en otra planta que la reciba, para que ambas crezcan como un solo organismo. Es decir, que un híbrido de injerto lleva consigo una combinación de características deseables que consiste en nuevos brotes, los cuales son extraídos de una planta denominada “variedad de injerto.” La raíz es provista por una planta que se denomina “patrón” o “portainjertos” y otorga características radiculares especiales al injerto.
La parte más importante de una planta injertada es el portainjerto. Hay un número creciente de opciones de tipo generativo y vegetativo. Un patrón de tipo generativo significa que pone más energía en la producción de fruta que en el crecimiento de la planta. El inconveniente es que no maneja el estrés tan bien como los del tipo vegetativo, que son más comúnmente utilizados por los productores debido a su crecimiento y durabilidad. El portainjerto vegetativo es bueno para tomates de frutos grandes, temporadas largas y maneja bien el calor.
Las ventajas que presenta el uso de portainjertos son:
- Propagación: Es el único método para conservar características deseables de híbridos sin semillas.
- Resistencia a plagas y enfermedades del suelo: es la ventaja más importante del injerto, pues otorga resistencia frente a bacterias, virus y nematodos del suelo, siendo una alternativa limpia en el control de enfermedades como marchitez por hongos y bacterias, virus del mosaico del tabaco, nódulos de la raíz producidos por nematodos, y raíz acorchada o raíz roja entre otras.
- Mejoramiento genético: El injerto crea una nueva planta, siendo una tecnología de mejoramiento más rápida que los métodos convencionales.
- Mejoramiento fisiológico: Vigor radicular otorgado por el portainjerto, así como incremento en calidad, número y tamaño de frutos.
- Ahorro de espacio: La densidad por hectárea puede reducirse hasta la mitad, porque el vigor de una planta injertada permite manejarla a dos tallos y reemplaza a cultivos a un tallo, siendo óptimo sobre todo para invernadero.
- Incremento de productividad: Mejora la tolerancia a factores adversos (salinidad, falta o exceso de humedad), propiciando el uso eficiente del agua y nutrientes así como retraso del envejecimiento celular por el vigor radicular, aceleración de la madurez reproductiva de plántulas, y resistencia a la sequía.
Los cultivos que usan más injertos son la sandía y tomate a nivel mundial. El uso de portainjertos de tomate se ha enfocado a potencializar el vigor y resistencia de las plantas frente a enfermedades y nematodos del suelo, y a facilitar el manejo de la producción del cultivo de tomate en zonas cálidas y con dificultades de suelos salinos. La labor de injertar una planta de tomate es tomar la parte superior de una plántula de tomate (variedad o híbrido) y unirla a otra planta de tomate (patrón) que ha sido específicamente producida por su vigor y resistencia a enfermedades. De esta manera el patrón puede proporcionar protección contra el virus del mosaico del tomate, nematodos, la marchitez por Verticillium, y otras enfermedades basándose en en sus capacidades específicas. Por lo que, los tomates injertados presentan 2 grandes beneficios para el productor: excelente producción y resistencia a enfermedades, incluso en las variedades más difíciles y un buen injerto puede elevar la producción hasta un 50% en algunos casos.
En cambio, el usar portainjertos en el cultivo de sandía sirve principalmente para proteger a las plantas de enfermedades nacidas en el suelo, especialmente el hongo Fusarium. Emplear el portainjerto como opción para el campo no solo ayuda a combatir este tipo de enfermedades, sino que además es una forma de proteger el medio ambiente, pues al utilizar este método es posible prescindir del uso de fumigantes tradicionales para el suelo agrícola, como el bromuro de metilo, aunque esteriliza el suelo, daña la capa de ozono. Los portainjertos usados comúnmente para servir de sostén a la sandía son las calabazas en sus distintas variedades, y cada una le brinda diferentes propiedades.
En general, el portainjerto se implementa en el campo para incrementar el rendimiento de las plantas mediante raíces fuertes, una mayor tolerancia a las enfermedades, y resistencia al estrés ambiental, como el clima adverso.
Fuentes:
https://www.gruposacsa.com.mx/ventajas-y-desventaja-de-los-injertos/